Es lunes por la mañana. Tienes un café en una mano, tu bandeja de entrada está a reventar de correos sin leer, las notificaciones de Slack saltan y tu teléfono no para de recibir mensajes. Estás alternando entre una llamada de Zoom, la redacción de un informe y un intento de recordar lo que te pidió ese compañero de trabajo el viernes pasado. ¿Te suena?
Vivimos en un mundo que celebra la multitarea. La llevamos como una medalla de honor, como prueba de que nos realmente nos estamos eforzando. Pero, ¿y si te dijera que la multitarea te está robando productividad en lugar de aumentarla? ¿Y si precisamente aquello en lo que confías para avanzar es lo que te mantiene estancado?
En la cultura actual, hiperconectada y siempre activa, la multitarea parece necesaria. Pero bajo la superficie, creo que es una trampa. Un asesino de la productividad disfrazado de eficiencia. Y lo más probable es que te esté costando más de lo que crees.
Analicemos por qué la multitarea o el multitasking no es el superpoder que crees que es y qué hacer en su lugar.
Este artículo cubre:
- Multitasking, ¿qué es?
- Qué dice la ciencia sobre el multitasking y la productividad
- El mito de poder hacerlo todo
- Multitarea en el trabajo: los costes ocultos
- El efecto «residuo de atención»
- Por qué la multitarea te hace sentir bien (pero no es buena para ti)
- Multitarea y estrés: un combo tóxico
- ¿Funciona la multitarea para alguien?
- La mono tarea: el arma secreta más infravalorada
- Estrategias para dejar de hacer varias cosas a la vez y mantener la concentración
- El papel del entorno en la reducción de la multitarea
- La multitarea en la vida personal: ¿Está dañando las relaciones?
- Controla tu tiempo para tomar conciencia
- Cuándo tiene sentido la Multitarea
- Reflexiones finales: redefinir la productividad
Multitasking, ¿qué es?
El multitasking es aquella capacidad de realizar varias tareas a la misma vez durante un intervalo de tiempo determinado, alternando entre ellas, es decir, llevándolas a cabo al mismo tiempo.
Es decir, la multitarea o multitasking implica que podamos distribuir la atención y los recursos cognitivos entre diferentes tareas. Esto puede ir desde actividades físicas y mentales o ambas.
En pocas palabras, la mayoría de nosotros entendemos la multitarea como hacer varias cosas a la vez. Contestar correos electrónicos mientras te reúnes con alguien. Escribir un informe mientras envías un mensaje de texto. Preparar la cena mientras ayudas a los niños con los deberes.
Sin embargo, en realidad, nuestro cerebro no está haciendo varias cosas simultáneamente. Lo que realmente hace es cambiar rápidamente de una tarea a otra. Y cada cambio tiene un precio cognitivo.
La verdadera multitarea, como caminar y mascar chicle, sólo funciona cuando las tareas utilizan partes distintas del cerebro y no compiten por los mismos recursos mentales.
Pero cuando ambas tareas requieren atención, resolución de problemas o memoria, tu cerebro tiene que alternar entre una y otra, dividiendo su atención y ralentizándolo todo.
Piensa en tu atención como si se tratase de un foco. Por supuesto que puedes girarlo rápidamente de una cosa a otra. Pero no puedes dirigirla a dos objetivos distintos al mismo tiempo.Y cada vez que lo cambias, hay un desfase mientras tu cerebro se reajusta.
Ese desfase se acumula.
Foto de Jakub Zerdzicki en Unsplash
Qué dice la ciencia sobre el multitasking y la productividad
Un estudio realizado por Patrick P. Weis y Wilfried Kunde en 2024, publicado en Scientific Reports, confirmó que cambiar de una tarea a otra conlleva unos costes cognitivos cuantificables, que reducen la eficacia y aumentan los errores. Descubrieron que incluso los cambios de tarea breves merman la concentración y ralentizan el rendimiento.
El estudio subraya que nuestro cerebro no está diseñado para manejar varias tareas que requieren atención de forma simultánea. Reducir al mínimo los cambios constantes de actividad es fundamental para mantener la productividad y la claridad mental.
En otras palabras: cuanto más practiques la multitarea, peor rendirás. Es como acostumbrar a tu mente a vivir distraída.
Piensa en cuando intentas redactar un correo importante mientras saltas entre conversaciones en Slack y revisas Instagram. No solo tardarás más en terminarlo, sino que la calidad del texto se resentirá: se te escaparán detalles, cometerás errores que no notarás y, probablemente, olvidarás parte de lo que querías decir.
El mito de poder hacerlo todo
Entonces, ¿por qué seguimos cayendo en la trampa de la multitarea? Si nos hace más lentos, menos eficaces y más propensos a cometer errores, ¿por qué nos cuesta tanto abandonarla?
En parte, hay un factor cultural. Vivimos en un mundo obsesionado con la velocidad, la optimización y el ajetreo constante.
En algún momento, estar ocupado se confundió con ser productivo, y la multitarea alimenta esa ilusión: parece que trabajamos más, que hacemos más cosas, que somos capaces de manejarlo todo a la vez.
Además, nos han vendido la idea de que la multitarea es una habilidad valiosa, algo que debemos aprender y dominar. Incluso aparece como requisito en ofertas de empleo: «Debe ser capaz de realizar varias tareas simultáneamente en un entorno dinámico». Pero, ¿y si en realidad es una receta para el agotamiento más que para el éxito?
Sin embargo, la incómoda verdad es que la multitarea suele ser solo una cortina de humo para la distracción. Nos da la sensación de avanzar, cuando en realidad apenas logramos resultados tangibles.
Estamos reaccionando, no creando; respondiendo, no planeando; marcando casillas, en lugar de mover la aguja. No es de extrañar que, al final del día, tantas personas se sientan agotadas y se pregunten: «¿Qué he conseguido realmente?»
Multitarea en el trabajo: los costes ocultos
Centrémonos en el ámbito laboral. La productividad multitarea es uno de los mayores mitos que se venden en los entornos profesionales. Las oficinas abiertas, las notificaciones interminables y las reuniones consecutivas fomentan el cambio constante de contexto.
Pero el coste es muy alto. Cada interrupción, cada cambio entre pestañas o aplicaciones, quiebra tu concentración.
Un estudio realizado por la profesora Gloria Mark en 2008 en la Universidad de California descubrió que se tarda una media de 23 minutos y 15 segundos en recuperar la concentración tras una interrupción. Esto significa que cada distracción resta tiempo y atención al trabajo. Multiplícalo por varias interrupciones al día, y la pérdida de productividad aumenta rápidamente. Minimizar las distracciones es crucial para proteger el trabajo profundo y centrado.
Piensa en esto la próxima vez que estés enviando correos electrónicos mientras elaboras una propuesta para un cliente. La multitarea no sólo te ralentiza, sino que te hace peor en tu trabajo.
También crea fatiga emocional. Tu cerebro no fue diseñado para cambiar de tareas sin parar. Con el tiempo, esa carga mental provoca estrés, irritabilidad y agotamiento. Puede parecer que sigues el ritmo, pero en el fondo estás agotando silenciosamente tus reservas cognitivas.
Al final, la productividad multitarea es una contradicción. Cuanto más intentas hacer a la vez, menos eficaz te vuelves.
El efecto de «residuo de atención»
¿Alguna vez has notado lo difícil que es concentrarte de lleno en una tarea justo después de haber dejado otra? Es como si todavía estuvieras a medio camino de la última conversación o proyecto. Esto se llama residuo de atención.
Los residuos de atención aparecen cada vez que cambias de tarea. Una pequeña parte de tu enfoque queda atrapada en lo que acabas de hacer, aunque intentes empezar algo nuevo.
Es como si esa pestaña de tu cerebro no se hubiera cerrado del todo. Estos restos dificultan la concentración, ralentizan el pensamiento y disminuyen la calidad de tu trabajo.
Un estudio realizado por Sophie Leroy y Theresa M. Glomb publicado en *Organization Science* en 2018, demostró que los residuos de atención pueden reducir el rendimiento en las tareas posteriores hasta en un 25%.
Descubrieron que cuando cambiamos de actividad sin desconectar completamente de la anterior, la atención persistente perjudica el nuevo trabajo. Su investigación evidencia cómo el cambio constante de tareas agota nuestra atención y disminuye la eficacia.
Cuanto más a menudo saltes de una tarea a otra, más se dispersará tu atención y más te costará concentrarte en lo que realmente importa.
Foto de Andrew Neel en Unsplash
Por qué la multitarea sienta bien (pero no es buena para ti)
Veamos más a fondo por qué la multitarea no es el superpoder que muchos creemos y qué estrategias puedes adoptar para trabajar de manera más efectiva.
La explicación está en la química de nuestro cerebro. Cada vez que revisas una notificación, saltas a otra tarea o respondes un mensaje, tu cerebro recibe un pequeño chute de dopamina.
La dopamina, conocida como la “sustancia del bienestar”, recompensa la novedad. Es la misma razón por la que nos cuesta dejar de mirar Instagram o refrescar la bandeja de entrada una y otra vez.
Nuestro cerebro está diseñado para buscar cosas nuevas e interesantes, y la multitarea le da exactamente eso: pequeñas ráfagas de novedad y recompensa que pueden resultar muy adictivas.
Aunque puede sentirse gratificante en el momento, lo cierto es que nos aleja de tareas más profundas y significativas. Es como pasar el día picando en lugar de disfrutar de una comida completa: la multitarea da “calorías vacías” al cerebro. Te mantiene ocupado, pero sin concentración; activo, pero improductivo.
Este hábito genera un ciclo peligroso. Cuanto más realizamos múltiples tareas, más dependientes nos volvemos de esa euforia a corto plazo, y más difícil resulta mantener periodos largos de trabajo concentrado. Nuestra atención se fragmenta y, poco a poco, el trabajo profundo se vuelve cada vez más complicado.
Multitarea y estrés: una combinación tóxica
Además de reducir tu productividad, la multitarea también aumenta significativamente tus niveles de estrés.
¿Por qué sucede esto? Porque cada vez que cambias de tarea, tu cerebro tiene que esforzarse más de lo normal. Imagina que conduces un coche que pasa constantemente de primera a quinta marcha: el motor se desgasta. Tu cerebro funciona de manera similar. El cambio constante entre tareas agota tus recursos mentales, dejándote fatigado y abrumado.
Y no solo se trata de sentirte mal durante la jornada laboral: el estrés crónico generado por la multitarea puede afectar tu sueño, tu sistema inmunitario e incluso tu bienestar emocional. No es solo tu productividad la que se resiente, sino también tu salud.
Además, la multitarea crea una falsa sensación de urgencia. Es decir, sientes que vas con prisas y que tienes la presión de llevar un alto ritmo de trabajo y productividad.
Sin embargo, en realidad eres tú quien impone ese ritmo caótico intentando hacer malabarismos con demasiadas cosas a la vez. Reducir la velocidad y centrarte en una tarea a la vez no es ser perezoso; es una estrategia más inteligente y saludable para trabajar.
¿Funciona la multitarea para alguien?
Pero entonces, ¿no hay personas a las que se les de bien la multitarea?
Un estudio realizado por Jason M. Watson y David L. Strayer en 2010, publicado en Psychonomic Bulletin & Review, identificó un raro grupo de individuos denominados «supertaskers», que comprenden sólo el 2,5% de los participantes.
Estos individuos demostraron ser capaces de realizar simultáneamente múltiples tareas que exigen atención sin que disminuya su rendimiento. El estudio sugiere que, a diferencia de la mayoría, los supertaskers poseen un control cognitivo único que les permite realizar varias tareas a la vez de forma eficiente.
Los supertaskers pueden manejar múltiples tareas complejas sin apenas disminuir su rendimiento. Pero para el otro 97,5% de nosotros, la multitarea no funciona. Nos ralentiza, aumenta los errores y agota nuestra energía mental.
Si alguna vez has pensado: «Se me da genial hacer varias cosas a la vez», lo más probable es que no sea así. Como regla general, las personas que creen poder hacerlo son las que peor lo hacen. Es un punto ciego cognitivo que hace que la multitarea parezca un punto fuerte cuando en realidad es una debilidad.
En lugar de intentar unirte a las filas de los supertaskers, sería mejor construir sistemas que reduzcan la necesidad de realizar varias tareas a la vez. La monotarea no es un paso atrás. Es un salto adelante para la concentración y la productividad.
La monotarea: el arma secreta más infravalorada
Si la multitarea te consume, la cura es la monotarea. Centrarte en una cosa a la vez permite a tu cerebro profundizar, trabajar más rápido y producir resultados mejores.
La monotarea te permite entrar en lo que el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi llama «flow». El flow es ese estado mágico en el que estás totalmente inmerso, el tiempo desaparece y haces tu mejor trabajo. Pero no puedes llegar ahí si tu atención está constantemente fragmentada.
Cuando haces una sola tarea, recuperas el control sobre tu tiempo y tu energía. Dejas de reaccionar a cada pitido e interrupción. Le das a tu cerebro espacio para pensar, crear y resolver problemas a un nivel superior.
Acuérdate de la última vez que te sentiste completamente absorto en un proyecto.Lo más probable es que no fuera mientras hacías otras cinco cosas.Fue cuando prestaste toda tu atención a una tarea y dejaste que todo lo demás pasara a un segundo plano.
Crear el hábito de la monotarea requiere práctica, sobre todo en un mundo lleno de distracciones. Pero la recompensa merece la pena. Trabajo de mayor calidad. Menos estrés. Más satisfacción. E irónicamente, si reduces la velocidad y te concentras, conseguirás hacer las cosas más rápido.
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Estrategias para dejar de hacer varias cosas a la vez y mantener la concentración
Si llevas años atrapado en el ciclo de la multitarea, liberarte puede resultar difícil. Pero con las estrategias adecuadas, puedes entrenar a tu cerebro para que vuelva a centrarse y aumentar tu productividad sin el caos.
Nº1 Establece prioridades claras para tu día
Para empezar, antes de consultar el correo electrónico o los mensajes, decide cuál es la tarea más importante. Escríbela y comprométete a abordarla primero, para que tu cerebro se centre en lo que realmente importa, no sólo en lo que parece urgente.
Céntrate leyendo nuestros 8 mejores métodos para organizar el tiempo.
Nº 2 Bloquea el tiempo para proteger tu concentración
A continuación, prueba el time blocking. Bloquea partes de tu calendario para tareas específicas y trata esos bloques como citas inamovibles. Por ejemplo, programa de 9 a 11 de la mañana para escribir, y no permitas que te interrumpan reuniones o llamadas. Bloquear el tiempo protege tu trabajo en profundidad y dificulta que se cuelen distracciones.
Nº3 Utiliza la técnica Pomodoro
Otra herramienta poderosa es la Técnica Pomodoro. Programa un temporizador para 25 minutos y céntrate en una tarea hasta que suene el temporizador. Luego tómate un descanso de cinco minutos antes de empezar la siguiente ronda. Así mantienes fresco el cerebro y, al mismo tiempo, desarrollas tu capacidad de concentración, lo que hace que el trabajo en profundidad sea más sostenible.
Nº4 Desactiva las nnotificaciones para minimizar las distracciones
Por último, desactiva todas las notificaciones que puedas. Cada pitido, zumbido y aviso es un desencadenante de la multitarea. Silencia el teléfono, cierra las pestañas adicionales y crea un entorno que favorezca el trabajo ininterrumpido. Te sorprenderá lo mucho más tranquila y clara que se siente tu mente cuando no está reaccionando constantemente a las alertas.
El papel del entorno en la reducción de la multitarea
Tu entorno influye mucho en si realizas varias tareas a la vez o te concentras. Si tu mesa está abarrotada de papeles, tu escritorio lleno de pestañas y tu teléfono al alcance de la mano, zumbando cada pocos minutos, mantener la concentración te parecerá una batalla imposible.
Empieza por despejar tus espacios físicos y digitales. Un escritorio limpio le indica a tu cerebro que es hora de trabajar. Del mismo modo, cerrar las pestañas del navegador que no utilizas elimina las distracciones visuales que te tientan a desviarte de tu tarea principal.
Si trabajas en un entorno ruidoso, unos auriculares con cancelación de ruido o música instrumental pueden ayudarte a crear una burbuja de concentración. Algunas personas confían en el ruido blanco o en las listas de reproducción de sonidos ambientales para ahogar el ruido de fondo.
No subestimes el poder de los pequeños ajustes de entorno. Algo tan sencillo como alejar tu escritorio del televisor o colocar el teléfono en otra habitación puede marcar la diferencia entre un trabajo concentrado y un desastre de dispersión y multitarea.
La multitarea en la vida personal: ¿está perjudicando a las relaciones?
La multitarea no sólo sabotea la productividad laboral. También se cuela en nuestra vida personal, a menudo con consecuencias dolorosas. ¿Cuántas veces has escuchado a medias a un ser querido mientras mirabas el teléfono? ¿O asentido distraídamente mientras repasabas mentalmente la lista de tareas pendientes de mañana?
Este tipo de atención dividida es tan común que incluso existe un término para ello: «phubbing», abreviatura de «phone snubbing». Es el acto de ignorar a alguien en favor de tu teléfono. Y los estudios demuestran que daña la confianza, disminuye la satisfacción en las relaciones y aumenta los sentimientos de rechazo.
Cuando mantenemos conversaciones multitarea, no estamos realmente conectando. Oímos las palabras pero nos falta el significado. Estamos físicamente presentes pero emocionalmente ausentes. Con el tiempo, esto erosiona la intimidad y debilita los vínculos con las personas que más importan.
Intenta practicar la monotarea en tus relaciones. Cuando estés con tu pareja, amigo o hijo, aparta el teléfono. Cierra el portátil. Establece contacto visual. Préstales toda tu atención, aunque sólo sea durante unos minutos. Estos pequeños momentos de presencia indivisa crean conexiones poderosas que la multitarea nunca podrá reproducir.
Controla tu tiempo para crear conciencia
Entender cómo asignas tu tiempo es crucial para mejorar la concentración y la productividad. Utilizar un sistema de seguimiento de la productividad puede proporcionarte información valiosa sobre tus hábitos de trabajo. Controlando la duración dedicada a diversas tareas y proyectos, puedes identificar patrones, reconocer áreas en las que se pierde tiempo y hacer ajustes informados en tu flujo de trabajo.
Cuando tiene sentido la multitarea
No todas las multitareas son malas. Algunas actividades combinan bien de forma natural porque no compiten por los mismos recursos mentales. Tender la ropa mientras escuchas un podcast. Pasear al perro mientras hablas por teléfono. Cortar verduras mientras charlas con la familia.
Estas combinaciones de bajo riesgo pueden hacer que las tareas sean más agradables o ayudarte a exprimir más tu tiempo sin sacrificar la calidad ni la concentración. La clave está en saber cuándo funciona la multitarea y cuándo es contraproducente.
Una regla de oro:
Realiza varias tareas a la vez sólo cuando una de ellas sea prácticamente automática y no requiera una reflexión profunda. En cuanto ambas tareas requieran atención, resolución de problemas o creatividad, vuelve al modo monotarea.
Reflexiones finales: Redefinir la productividad
La productividad multitarea suena muy bien sobre el papel. Pero en la práctica, es más bien un mito. Cuanto más intentamos hacerlo todo a la vez, menos conseguimos realmente. Baja la calidad. Aumenta el estrés. Y acabamos agotados, frustrados y preguntándonos por qué nos sentimos tan ocupados pero tan improductivos.
La verdadera productividad no consiste en hacer más tareas en menos tiempo. Se trata de hacer las tareas adecuadas, en el momento adecuado, con toda tu atención. Se trata de profundidad, no de velocidad. Intención, no caos.
La próxima vez que sientas la tentación de realizar varias tareas a la vez, haz una pausa. Pregúntate a ti mismo: «¿Esto me ayuda o me perjudica?». Lo más probable es que descubras que reducir la velocidad y centrarte en una cosa cada vez es el verdadero atajo para salir adelante.
Si adoptas la monotarea, estableces límites y creas un entorno que favorezca la concentración, podrás recuperar tu tiempo, tu energía y tu tranquilidad. La productividad no consiste en hacer malabarismos. Se trata de elegir lo que más importa y dar lo mejor de ti.